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La semana pasada la noticia del descubrimiento de un nuevo ligamento en la rodilla nos sorprendió a todos. Al menos a todos los que nos entretenemos con estas cosas.

Y es que que se descubra una nueva constelación a millones de años luz, o los restos del esqueleto de una forma de vida de hace millones de años, sorprende. Pero que se descubra un trocito de la rodilla con lo que la anatomía descriptiva y la cirugía lleva avanzado, curioso cuanto menos resulta.

Este nuevo ligamento se ha llamado ligamento antero lateral (ALL según las siglas inglesas de anterolateral ligament), y lo encontramos situado por delante del ligamento colateral lateral de la rodilla, aunque no se observan fibras de conexión entre las dos estructuras. Esta estructura, descrita hace más de 30 años por el cirujano francés Segond como un engrosamiento fibroso, resistente y nacarado en la cara lateral de la rodilla, se origina en la prominencia del epicóndilo femoral lateral, ligeramente anterior al origen del ligamento colateral lateral, y se dirige oblicuamente a la tibia anterolateral, a medio camino entre el tubérculo de Gerdy y la punta de la cabeza del peroné, sin relación directa con la inserción de la cintilla iliotibial.

Analizando su disposición anatómica, el ALL podría tener una función relevante en el control de la rotación interna de la tibia, y por tanto cumplir una función de protección cuando giramos o cambiamos de dirección apoyados en esa pierna. Son estos pues los gestos lesionales en los que se vería involucrado.

Si es así, y esta estructura termina teniendo la relevancia clínica que los investigadores sugieren, pienso que igual habría que plantearse cambiar la denominación tan socorrida de tríada de la rodilla (lesión combinada del ligamento cruzado anterior, colateral lateral y menisco interno) por la tétrada de la rodilla.

Claes S, Vereecke E, Maes M, Victor J, Verdonk P, Bellemans J. Anatomy of the anterolateral ligament of the knee. J Anat. 2013 Oct;223(4):321-8. doi: 10.1111/joa.12087. Epub 2013 Aug 1.