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Mecánico– Al parecer, nuestras profesiones tienen bastante más en común de lo que parece.

Fisioterapeuta– Desde luego, la intención de reparar la compartimos.

Mecánico– Cada uno con sus herramientas, ambos intentamos poner las cosas en su sitio para que todo se mueva y nos permita desplazarnos.

Fisioterapeuta– Hombre, en nuestro caso no todo se basa en poner donde toca las piezas, muchas veces nos interesa más la forma en que el cerebro de nuestros pacientes interpreta lo que les ocurre, que las minucias anatomo-arquitectónicas.

Mecánico– Déjate de grandes palabras, que eso a mi no me impresiona ¿acaso crees que en los últimos años la mecánica del automóvil se basa en dar martillazos y pringarnos de grasa? Últimamente me paso más horas enchufando el ordenador a los coches y dejándolo hacer diagnósticos que asomando el morro al motor.

Fisioterapeuta– Visto así,…tendré que darte la razón.

Mecánico– Quizás hay un par de detalles que sí nos hace diferentes: uno de ellos es que vosotros contáis con la ayuda de la capacidad del cuerpo para curar conforme pasa el tiempo, y un coche estropeado se queda ahí tirado por muchas primaveras que pasen.

Fisioterapeuta– Ea!

Mecánico. Y el otro, son los recambios.

Fisioterapeuta– Ahí, en vuestro caso, todos son ventajas, porque más que reparar, normalmente lo que hacéis es sustituir las piezas que no funcionan, un comodín con el que nosotros no contamos.

Mecánico– Vosotros también usáis recambios, ¿o hace falta que te recuerde de dónde viene la cadera izquierda que llevo desde hace 3 años?

Fisioterapeuta– Eso es más bien un recurso de los traumatólogos, que cuando se ponen a cortar no hay quien les gane, pero cierto es que buen provecho se obtiene muchas veces.

Mecánico– ¿has visto?, bueno, bonitas reflexiones, pero vamos a ver qué hacemos con esta mano que, desde que uso más el teclado que las herramientas, curiosamente más dormida se va quedando…