noviembre 23, 2021

La tensión neural como técnica neurodinámica

Neurodinámica, movilización y tensión

La neurodinámica permite la valoración y tratamiento de pacientes con una sensibilidad elevada de los nervios. Mediante técnicas de terapia manual y ejercicio terapéutico, la neurodinámica persigue facilitar el movimiento entre el sistema nervioso y sus tejidos circundantes. O, dependiendo de la situación clínica, proteger el sistema nervioso evitando que asuma mucha tensión.

Dentro de las técnicas utilizadas, los fisioterapeutas generalmente optamos por técnicas de movilización con un efecto biomecánico que asemeja a un deslizamiento del nervio en relación con los tejidos que le rodean. Es la forma más respetuosa para reducir la mecanosensibilidad neural clínicamente elevada.

Otras técnicas, de más intensidad, basadas en la aplicación de tensión al tejido neural, se han dejado en un segundo plano. Es cierto que la prudencia del clínico así lo sugiere, ya que pueden resultar más irritantes y exacerbar el dolor neuropático.

Pero es igualmente cierto que los resultados de diversas investigaciones destacan los efectos beneficiosos de la aplicación de tensión sobre la fisiología y fisiopatología del tejido nervioso.

Investigación y tensión neural

Richard Ellis, Michel Coppieters (et al) han publicado recientemente un estudio en el que revisan la ciencia en relación con la respuesta del sistema nervioso a la aplicación de tensión, sugiriendo las implicaciones clínicas de estos hallazgos.

Un artículo, sin duda, imprescindible para comprender en profundidad la neurodinámica.

Ellis R, Carta G, Andrade RJ, Coppieters MW. Neurodynamics: is tension contentious? J Man Manip Ther. 2021 Nov 16:1-10. doi: 10.1080/10669817.2021.2001736. Epub ahead of print. PMID: 34781843.

Efectos de la tensión sobre el nervio

El nervio está preparado para asumir los aumentos de tensión. Las propiedades estructurales de las coberturas de tejido conjuntivo del nervio, la organización ondulante de los axones, la capacidad del nervio de doblarse, torsionarse y deslizar, y las capacidades de equilibrio entre unión y deslizamiento entre capas conjuntivas del nervio, otorgan al nervio periférico un diseño adaptado para asumir los cambios en la tensión.

De hecho, en el día a día, los movimientos habituales lo exponen a entre un 5 y 20% de aumento de tensión. Agacharse, coger un bote de un armario, lanzar una pelota, y más aún desperezarse, someten al nervio a gran tensión. Algo para nada perjudicial.

Diferentes estudios han demostrado que la aplicación de tensión, de forma repetida, a los nervios periféricos, tiene efectos positivos sobre la biomecánica nerviosa, la reparación nerviosa y los procesos de regeneración nerviosa, promoviendo distintos cambios en los sistemas nerviosos periférico y central. Estos cambios están relacionados con la modulación del dolor y la restauración de la función nerviosa normal.

Recomiendo una lectura del artículo citado para entender la descripción detallada y el alcance de estos cambios, revisados a nivel histológico, en estudios en animales, y en estudios en humanos.

Y, a nivel clínico, ¿esto qué supone?

Los autores del artículo destacan, al igual que los beneficios, los perjuicios de la aplicación de forma incontrolada, desmesurada y muy rápida de tensión al sistema nervioso. Los modelos animales y celulares muestran que las fuerzas de tracción excesivas tienen efectos negativos sobre el sistema nervioso. Pese a estar diseñado para soportar cargas mecánicas, no debemos olvidar que el sistema nervioso es delicado, muy sensible y fácilmente irritable.

Y que, en un paciente, lo considerado en otro momento como mecánica normal, en determinadas etapas de su proceso clínico, puede exacerbar sus síntomas.

Los autores concluyen que “el uso juicioso de las técnicas neurodinámicas, incluidas las técnicas de tensión, siempre debe considerar múltiples aspectos y cómo interactúan, como la presentación clínica, la naturaleza de los síntomas, los niveles de irritabilidad, la fisiopatología, las etapas de curación y las creencias del paciente”.

Comentaría, como humilde aportación a este artículo, que:

  • Las técnicas de deslizamiento, o desde una visión más clínica, las movilizaciones respetando la ventana de seguridad de la movilización neural, son la forma más prudente de reducir la mecanosensibilidad neural.
  • En etapas de clínica más exuberante, lo más adecuado es, más que deslizar o traccionar el nervio, fomentar o mantener la reducción de tensión, aplaudiendo las propuestas antálgicas del paciente.
  • En etapas de menor irritabilidad, aplicar de forma rítmica (no estática) aumentos progresivos de tensión al sistema nervioso, con reevaluaciones frecuentes, y dentro de las exigencias biomecánicas de la recuperación del sistema de movimiento relevante para el paciente.
  • Cuando el paciente presenta más rigidez que dolor, con más patomecánica que mecanosensibilidad, plantear la técnica de tensión como opción de tratamiento.
  • No caer en el efectismo de la novedad, leer a medias el artículo, y pensar que a partir de ahora vuelven a ser lícitos aquellos “estiramientos neuromeníngeos” de antaño, una recomendación que me permito añadir… porque la experiencia así lo sugiere 😉
Tensión Neural como Técnica Neurodinámica

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