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enero 22, 2019

Fisioterapia y embocadura en músicos de viento

Fisioterapia en músicos

Me encanta trabajar con músicos. Las grandes particularidades que presentan los pacientes dedicados al arte les hace especiales. La capacidad de interpretación va de la mano de una exquisita sensibilidad. Algo que no siempre va de la mano de grandes ventajas.

Hablamos de delgadas líneas rojas. Líneas que de forma difusa difícilmente separan el perfeccionismo de la obsesión. O el amor por el detalle de la hipervigilancia. O la precaución en la postura de la kinesiofobia.

Son ya más de 20 años aprendiendo a lidiar con estas sutilezas. A aprender lo mucho que queda por aprender a entender, no a los artistas, sino a cada uno de los artistas a los que intento ayudar. Porque encontrar patrones aquí es ilusorio.

Cuando hace un tiempo hablaba con un colega de profesión acerca de las bases de la fisioterapia de la música y las artes escénicas, no pude más que contener, primero el suspiro, y después la risa. No hay posibilidad de protocolos. Una bailarina, un guitarrista, una oboísta, un actor o un pintor tienen poco en común, además de una generosa capacidad por perseguir sus sueños y transformarlos en una forma de vida.

La embocadura en músicos de viento

Los instrumentos de viento son, fundamentalmente, tubos. Y, los músicos de viento son, fundamentalmente, compresores. Qué poco fundamento parece tener tal rotunda afirmación cuando escuchamos un sólo de flauta. Algo tan bello no puede limitarse a un tubo presurizado. Pero a efectos físicos, por ahí va la cosa.

Y, la boca, es la conexión entre ese tubo resonante y la máquina de espiración. Una zona con una gran exigencia de fuerza, sensibilidad y adaptación. Un complejo sistema neuro-cutaneo-odonto-musculo-esquelético cuya única posibilidad para la correcta interpretación musical es un perfecto ajuste sensoriomotriz.

Es ese ajuste, concretamente, uno de los principales objetivos con mis músicos de viento. Porque, desde luego, la embocadura es algo muy desajustable, por muchas causas. Desastres como las roturas del orbicular de la boca (sí, efectivamente es un músculo que los músicos llegan a romper) o la distonía, son poco frecuentes, pero haberlos haylos. Mucho más habitual son formas menores de dolor al embocar, desórdenes propioceptivos o desequilibrios musculares.

El trabajo de selección de la cañas óptimas en oboístas, fagotistas y dolçainers, toda una odisea

El trabajo de selección de la cañas, la angulación del tudel, los ejercicios de fortalecimiento de músculos faciales, el trabajo de sobreagudos, la movilización del sistema nervioso, los cambios de postura, los accesorios para soporte del instrumento, la planificación del tiempo de estudio, ejercicios respiratorios…

Un sinfín de medidas organizadas e individualmente dosificadas para, en definitiva, aunar una buena praxis musical con capacidad y confort. Un reto por paciente.

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