¿Es necesaria una resonancia magnética si me duele la espalda?
Los pacientes a los que cuando pregunto qué les ocurre, directamente me enseñan el sobre de la resonancia magnética y me dicen que ahí está la respuesta, están equivocados.
La respuesta que busco durante la entrevista a un paciente dista mucho de sumar cantidades ingentes de información, se trata más bien de dotar de la relevancia que merece a cada porción de información. Y el resultado de una resonancia puede ser muy relevante y trascendental, o absolutamente improcedente e insignificante.
En cualquier caso, salvo contadas excepciones, el tratamiento no lo estableceré en base a las imágenes que muestran la forma de vuestras estructuras, sino más bien de las funciones deterioradas a recuperar.
¿Debo esperar a tener una resonancia antes de tratar mi lumbalgia?
La esperanza que muchos pacientes depositan en los resultados de una resonancia magnética, curiosa y extrañamente supera, muchas veces, las expectativas que elaboran y auguran estos pacientes alrededor de los propios tratamientos.
Las pruebas de imagen, y en concreto la resonancia magnética, son popularmente entendidas como una resolución final, objetiva y certera, de la labor diagnóstica del clínico. Algo así como la piedra angular del proceso clínico.
Cuando en realidad las pruebas de imagen no son más que fotos.
Y, como en toda foto, uno puede salir guapo o feo, y en ningún caso reflejar la realidad.
¿Para qué se hacen las pruebas de imagen?
La creciente tendencia a tecnologizarlo todo, y la habitual ilusión por lo novedoso, hizo que se sobrevalorasen representaciones gráficas sorprendentemente nítidas de núcleos discales abultados, como si a la moda de atribuir los males del mundo al disco intervertebral le hiciese falta un refuerzo.
En realidad, la evidencia científica actual nos ha demostrado sin lugar a dudas que la correlación entre estas imágenes y la realidad clínica del paciente dista mucho de ser firme.
El gran e indiscutible valor de las pruebas de imagen reside principalmente en descartar grandes patologías, como un tumor, una fractura, o cualquier proceso que atente sobre la vida del paciente o advierta acerca de un proceso que requiera una atención urgente. Y a tal respecto nadie duda de la idoneidad de hacer descartes mediante una resonancia magnética cuando resulta oportuno.
Ahora bien, en la mayoría de los dolores lumbares, estructuralmente inespecíficos en su mayor parte, las minucias que pueden encontrarse en una o varias imágenes de una resonancia suelen ser más bien hallazgos oportunistas, que igualmente ahí estarían si se hubiese hecho la resonancia hace 2 años, o en tu vecino del tercero al que no le duele nada.
¿Por qué se piden las resonancias tan a menudo?
Uno se puede preguntar entonces por qué se indican tantas resonancias en el proceso diagnóstico habitual del dolor lumbar, que estamos utilizando como ejemplo de este argumento.
La principal razón, a mi entender a la que generalmente debería ceñirse la recomendación de estas pruebas en pacientes con lumbalgia, es, como adelantábamos, detectar signos de gravedad que condicionen de forma rápida y específica el tratamiento del paciente. No enumeraremos opciones, para evitar pánicos innecesarios en hipocondríacos, pero no debe preocuparse por ello porque en caso de que su profesional de la salud sume razones para contemplar estos panoramas, no vacilará a la hora de indicar la prueba.
No obstante, una de las más habituales razones es la presión ejercida por el paciente hacia el profesional de la salud, al que consideran despreocupado y malintencionado si no le manda a uno a hacerse fotos.
Muchas veces los traumatólogos indican la resonancia movidos por esta insistencia de pacientes que no admiten réplica ni explicación, y de paso se curan en salud, equilibrando además en la balanza el coste económico para la Seguridad Social de estas pruebas (elevadísimo), con los riesgos médico-legales en estos momentos en los que la gente denuncia hasta lo más inverosímil.
En otras ocasiones, el tiempo transcurrido entre la indicación, realización, informe y visita de las pruebas de imagen sirve para aprovechar la maravilla de la tendencia de los tejidos a repararse con el tiempo, una evolución natural que acaba solucionando la mayoría de problemas musculoesqueléticos, con o sin resonancia.
¿debo insistir para procurar que mi médico me mande la resonancia?
Más que pelear porque a uno le hagan pruebas, los pacientes deberían asegurarse de que el médico, traumatólogo, neurólogo, fisioterapeuta, o el profesional de la salud que sea que les está dirigiendo el proceso clínico, tenga claro qué y porqué requiere información adicional, que hipótesis pretende falsar o comprobar, y de qué forma va a modificar los resultados de las pruebas el tratamiento planteado. Para ello, lo ideal es preguntar y mantener una comunicación sincera y fluída con su clínico, y mostrar un rol activo en su proceso.
Acumular indiscriminadamente informes y fotos no sólo no cura, sino que puede marear la perdiz.
Y además está ese momento en el que al no salir nada en la resonancia, uno se pone a pensar acerca del mal tan grande que tendrá, que ni siquiera una resonancia lo encuentra, y ya la hemos liado con factores de riesgo psicosocial catastrofistas.