A mi tanta historia con lo de corredores pronadores y supinadores siempre me ha resultado sospechosa y rocambolescamente extraña.
Corriendo como he corrido desde bien pequeño, como mis compañeros con zapatillas cuyo coste en sus inicios no daba, al cambio, como para comprar hoy unos cordones para las supernovedosas voladoras con las que competimos, y sin embargo desconociendo eso de las lesiones hasta tantos años después,… no sé yo que pensar. A su vez recuerdo mis primeras zapatillas de clavos para las carreras de cross o en pista, unas Adidas cuya estética verde y amarilla hoy casi te hacen retroceder del susto, y que asemejaban más a un calcetín que otra cosa, con una suela dura llena de clavos atornillados y untados de vaselina, y cuyo acercamiento a la comodidad era pura casualidad.
No soy tan ingenuo como para intentar extrapolar los resultados de 20 o 30 corredores con los que compartía tan preciosa afición a la población general. Pero, como digo, me da qué pensar.
Después vinieron los ostentosos intentos de innovación, como la bomba de aire que incorporaban las Reebok The Pump, o ese supuesto efecto Torsion de Adidas. Las cámaras de aire y gel, compartimentadas de una u otra forma, y con una disposición más o menos peculiar, llenaron el mercado. Nike, New Balance, Assics presentaban calzado cada vez más ligero y cómodo,… hasta que a alguien le dio por pensar que, como eso de la salud vende (mantequillas saludables para el corazón, yogurts que mejoran tu regularidad intestinal, aires acondicionados con iones saludables (no sé para qué),… ¿por qué no zapatillas ortopédico-saludables?).
Pero claro, si a uno no le dolía nada, ¿cómo endosarles estas zapatillas tan caras?. Fácil, recurriendo al recurso siempre accesible de la prevención-amenaza: «señor, usted es supinador, y como no elija unas zapatillas adecuadas, se lesionará»
Los corredores de a pie (nunca mejor dicho) pasamos a ser denominados, con suerte, neutros. Y para nosotros también especializaron zapatillas.
Curioso resulta el hecho de que, atendiendo a la biomecánica más básica, no hay otra cosa más responsable de la tendencia pronadora que el propio calzado. La física nos muestra como, aumentando el brazo de palanca, al añadir un aumento en la distancia del tobillo al suelo al añadir un tacón, la tendencia a la inclinación (hacia la pronación, más frecuentemente, o la supinación en su caso), en caso de haberla, aumenta.
La idea de que, siendo pronador o supinador, si te da por correr, tienes más tendencia a lesionarte, se ha extendido sin control, posiblemente azuzada por intereses comerciales. Hace unas semanas, un estudio (Foot pronation is not associated with increased injury risk in novice runners wearing a neutral shoe: a 1-year prospective cohort study) demostraba la poca ciencia detrás de esta creencia. Los resultados de dicho estudio contradicen la hipótesis actual de que «ser pronador o supinador» conduce a un mayor riesgo de lesiones en caso de correr con zapatillas «neutras». El estudio muestra, tras 250km de entrenamientos de carrera, que el riesgo de lesiones es independiente del tipo de pisada. Incluso, tras 1000km, parece ser que los corredores pronadores o supinadores, respecto a aquellos con pisada «normal», (todos con zapatillas neutras), se lesionan significativamente menos.
Y ahora tenemos la tendencia a correr descalzo, que aunque no ha demostrado que lesione ni menos ni más, parece implantarse como nueva moda. Y no sólo entre aquellos que vuelan por debajo de 3’30″/km (algo que, a mi parecer, tendría cierta lógica, dado el poco uso del talón que se pueden permitir), sino entre el corredor popular. Curiosamente, para eso del barefoot running (en inglés siempre triunfa más), gente despierta y con ánimo de monetizar hasta el aire, también ha inventado calzado. Sí, para correr descalzo también hay calzado, como lo oyes.
Siempre nos quedará la profundidad del pensamiento que, a mi parecer, más se ajusta a todo esto.
Ante la duda,… corre, Forrest, corre.
7 Replies to “Pronador”
Las zapatillas es lo de menos siempre y cuando se tenga un buen Fisio…
¡Qué buen artículo! Lo cierto es que yo sufría bastantes lesiones cuando corría con zapatillas convencionales (bien amortiguadas). Con 18 años use por primera vez unas New Balance MT101. Cambié radicalmente mi manera de correr. Mucha más frecuencia de zancada, centro de gravedad más bajo, apoyo con la parte media-delantera del pie… Incluso cambié mi filosofía de ver los entrenamientos en montaña y empecé a pasar muchas más horas, a ritmos más lentos y consistentes, ahí fuera.
Después han venido las MT10 y las MT110, ambas más radicales aún que la primera 101. Ahora tengo 22 y en 4 años he tenido dos lesiones. Una sobrecarga de aductores y una tendinitis aquílea. Antes me lesionaba con muchísima más asiduidad.
Conclusion para mí: todo ese calzado híper-amortiguado no ha hecho más que cambiar nuestra manera natural de correr. Nos ha permitido ciertos vicios, como el de entrar siempre de talón, que lejos de ayudarnos a avanzar de la manera más eficiente, nos perjudican.
Entrar con el talón y la pierna recta es contraproducente si lo que buscamos es una impulso hacia delante, pues la fuerza en ese impacto se desviará hacia atrás, exactamente en la dirección en la que apuntan nuestra tibia y peroné.
Lo mejor que me ha podido pasar es encontrar a tan temprana edad la manera más natural de correr y no lo habría conseguido de no ser por el calzado correcto. Mínima diferencia entre talón y punta, nada de soporte en el arco del pie y poquísmo material en el talón para evitar tentaciones…
Repito, ¡gran artículo!
Hace tiempo que pienso que si pisas de una manera o de otra y siempre has pisado así, para ti es algo fisiológico, por lo tanto no tendría por qué predisponer a la lesión
Hola Carlos, como ya dije en una entrada en mi propio blog hace tiempo, no puedo estar más de acuerdo. Hay que dejar de marear a la gente.
La verdad es que me encanta que los mitos caigan, que se ponga en duda lo que parecía asentado o nadie parecía dudar, con algunas cosas, especialmente, ya tú sabes…. pero hay ciertas cosas que convienen contextualizarse o matizarse si se prefiere.
Soy el primero que critica las estrategias de mercado que se genera detrás de los problemas de salud, porque esos mercados realizan análisis de la pisada ilícitos y sospechosos y lanzan mensajes simplistas y equivocados que con afirmaciones sentenciosas dan por zanjado cualquier tipo de duda, y hacer lo mismo pero en sentido contrario sería también un error.
El calzado es importante aunque no sea ni por asomo como se vende, ni como se pretende justificar, ni MBT, ni fivefingers, ni diseños aerodinámincos, pero influye, evidentemente. Ayer vine de Barcelona con un dolor medial en el tobillo por el calzado. Unas Kalenji baratas que pillé en Decathlon con las que prono en exceso. No me percaté en su momento pero están claramente deformadas y todas las personas que he visto con ellas pronan en exceso también. La hiperpronación es un factor importante en problemas de tobillo y rodilla, al margen de las estrategias de venta de calzado.
Totalmente deacuerdo. La hiperpronación no es buena para aquel que no la tiene, o sea intentar ir a buscarla mediante un calzado inadecuado nos puede acarear lesiones en un futuro. Llega un momento, en canvio, que si la persona ya tiene esa pronación y funciona bien con ella, para que corregirla ?, me pregunto yo.