diciembre 3, 2009

Prevención de esguinces en baloncesto

En el mundo del deporte se asume, con serio porte y mirada interesante, la importancia de la prevención, para inmediatamente devolverla al segundo plano y seguir haciendo lo que a cada uno le da la gana.
Hagamos una visita al deporte de base, y más en concreto al baloncesto (con este artículo intentaré maquillar aquello de que en casa del herrero cuchara de palo).
Son tantos los esguinces de tobillo acaecidos por temporada en niñ@s, que cada año me cuesta más creer que la etiología fortuita – accidental sea la única implicada.
El entrenador deportivo, además de alimentar a nivel físico, técnico, táctico, y psicopedagógico las mentes y cuerpos de sus niños, es el encargado de velar por la salud de esos cuerpos en agitado desarrollo, al menos en lo que respecta a la práctica deportiva.
Para colaborar con él en la prevención del esguince de tobillo propondría directamente incluir ejercicios, en el núcleo de la sesión y sobre todo en el calentamiento, con un contenido propioceptivo importante.
Voy a intentar dejar la bata blanca unos minutos, y acercarme con el chándal a pie de pista para desarrollar algunos ejercicios fácilmente reproducibles dentro de los entrenamientos.
Balancearse con pies juntos.
En la parte del calentamiento dedicada a los estiramientos, con los niños en círculo, es buen momento para pedir que junten los pies y, como si fueran una estatua, se balanceen hacia delante (quedando sólo apoyadas las puntas) y detrás (dejando el apoyo en los talones).
Pata coja, subir y bajar lento con ojos cerrados.
“¡Vale!, nos apoyamos sólo en un pie, y aguantamos el equilibrio… vamos bajando el cuerpo, como un ascensor, a cámara lenta,… y volvemos a subir, poco a poco (…) repetimos 3 veces más con los ojos cerrados (…) venga, vamos con la otra pierna.”.
Equilibrio sobre un balón deshinchado.
Vamos a aprovechar los balones sin presión, en principio inservibles, que se almacenan junto al resto de material. Con ellos podemos proponer aguantar de pie todo el tiempo posible, con uno o los dos pies e, incluso, dejar unos cuantos distribuidos por la pista e invitar a los chavales a correr pisándolos. Algo así como pasar por las bases de béisbol, pero con cuidado.
“La llevas” por las líneas del campo.
Una pista de baloncesto está llena de líneas rectas y curvas, continuas y discontinuas, e incluso de diversos colores por los cruces con las señalizaciones de los campos de otros deportes. Con la norma común de sólo correr por las líneas, y con algo de inventiva para añadir reglas (los círculos son “casa”, en las líneas discontínuas correr hacia atrás, en las de tal color con pies juntos, y las del otro color desplazándose de lado, en plan defensa,…), se pueden organizar diferentes juegos con la especial influencia sobre el tobillo que requiere el no salirse de las líneas.
Multisaltos.
Los ejercicios pliométricos, en todas sus variantes (saltos con pies juntos, desde un banco, sobre vallitas, en escaleras, a la pata coja, dentro de aros, botando el balón,…) pueden ser utilizados para fortalecer la musculatura estabilizadora y movilizadora de los tobillos. Especialmente recomendable como ejercicio previo al trabajo bajo el aro de los pívots.
Sacar al compañero.
Dentro de uno de los tres círculos que nos ofrece la cancha, podemos poner a los jugadores dando saltitos a la pata coja, y animarles a sacar del círculo a todos los compañeros que puedan. Dependiendo del tipo de energúmenos con los que desarrollemos el ejercicio (y con ello me refiero a los niveles de conocimiento y “hormoneo” dignos de esas edades), podrán usar las manos, sólo el cuerpo, o incluso añadir alguna norma restrictiva de violencia injustificada, de esa que tanto les divierte.
El reverso.
Un ejercicio de concienciación: el trabajo de este gesto técnico, con la insistencia en marcar el apoyo del pie sobre el que se hace el reverso como continuación de una entrada, puede ser útil para concienciar sobre la importancia de la solidez de dicho apoyo. Durante una situación real en un partido no es momento para pensar en el tobillo cuando se hace un reverso, pero en los entrenamientos sí es conveniente invitar al jugador a dirigir su atención consciente sobre lo que ocurre en ese tobillo y pie para automatizar en el gesto la importancia de este componente.

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