mayo 7, 2009

Pectorales

En algún momento, los cánones estéticos decidieron que un pectoral magnificado en el hombre resultaba atractivo. Y en los gimnasios, conocedores del detalle, se hartan desde entonces añadiendo ejercicios de fortalecimiento de dicho músculo con pintorescas variantes en sus programas de musculación.

La realidad biomecánica, más alejada de las modas ornamentales, sugiere más el estiramiento que el fortalecimiento desmesurado de dicho grupo muscular. La tendencia asténica postural, caracterizada por un adelantamiento de la cabeza y los hombros junto a un encorvamiento de la columna dorsal, se ve facilitada por la hipertonía de la musculatura pectoral.

Este aumento del tono muscular pectoral se relaciona con un acortamiento, siendo por ello recomendable estirar el músculo para normalizar la situación. El trabajo repetitivo de contracción contra resistencia de pectorales (press de banca,…), suele empeorar la situación, que puede relacionarse con dolencias cervicales, dorsales y de hombro.

Una forma de compensar la “necesidad estética” de trabajar en el gimnasio los pectorales sería añadir trabajo de fortalecimiento de aproximadores de escápula y dorsales (remo, dominada,…), rebajar la carga en los ejercicios que involucren a la musculatura pectoral, y realizar estiramientos de pectorales antes y después de cada ejercicio que implique a los brazos.

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