febrero 20, 2009

Mano biónica

Los avances en prótesis de extremidades son imparables. Hace unos meses pudimos observar en las paraolimpiadas de Pekín 2008 la funcionalidad que ofrecen los espectaculares modelos de piernas y brazos artificiales empleados por los atletas. Dignos ejemplos de grandiosa adaptación y alarde tecnológico.
En relación con el tema, he pensado útil comentar, en líneas generales, el funcionamiento de una mano biónica. Aprovecho para ello el caso de un amigo que, después de varios meses de pruebas y más pruebas, ya dispone de ella, y está empezando a explotar su funcionalidad.
El aparatito en cuestión es una mano con varias funciones preprogramadas, fundamentalmente de apertura, cierre y pinza con el pulgar, que el paciente activa mediante la actividad eléctrica relacionada con la musculatura flexora y extensora de su antebrazo. El soporte antebraquial lleva por dentro unos electrodos que captan este estímulo bioeléctrico, lo procesa, y genera el movimiento en los dedos de la mano. Durante el movimiento, la mano va regulando, mediante un complejo sistema de procesamiento automático, la presión de las presas digitales alrededor de los diferentes objetos, para adaptarse a su forma y no deformar el objeto, dependiendo de sus características físicas.
El pulgar funciona en algunas cosas un poco diferente. Con la otra mano, o apoyándolo en un punto fijo como una mesa, el paciente puede modificar de forma pasiva su disposición espacial para permitir las diferentes pinzas. Así se controla el posterior movimiento de oposición que se generará con el impulso bioeléctrico flexor. Otra de las peculiaridades del pulgar es su activación aislada, que se lleva a cabo mediante un estímulo bioeléctrico mantenido de 2 segundos. Al mandar la orden hacia la mano de forma continuada durante ese tiempo, la mano pasa a procesar la señal como correspondiente al pulgar, y desarrolla su movimiento independientemente del resto de dedos.
Para obtener un máximo rendimiento de esta mano biónica, estamos trabajando varios aspectos, como el fortalecimiento de la musculatura del brazo (el artefacto pesa bastante, y más para una persona no acostumbrada al peso natural de la extremidad distal), ejercicios de salud representacional para mejorar la integración de la mano en su esquema corporal, práctica de las diferentes pinzas en situaciones de la vida cotidiana, ejercicios de disociación controlada de las funciones de la mano, adaptación de la presa de los útiles para la escritura,…
En resumen, intentar integrar la nueva mano y sus funciones en la vida de la persona.

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