juan y su epicondilalgia lateral osteon carlos lopez cubas
septiembre 17, 2020

Juan y su epicondilalgia lateral

Historias de nuestros pacientes

Es habitual que los pacientes no sepan qué esperar cuando van a acudir a la consulta. Así que vamos a compartir algunas de las historias de nuestros pacientes. Pensamos que puede servir de referente para que entiendan cómo trabajamos en OSTEON. Vamos a empezar con Juan. Evidentemente, no es su verdadero nombre, ya que aunque tenemos su permiso para narrar su historia, no por ello pienso arriesgarme a que los de la protección de datos se enfaden por esto.

Qué nos cuenta el paciente

Juan acudió a la clínica hace unos meses. Tiene 43 años, es electricista y se dedica a instalar sistemas de domótica. En sus ratos libres, practica frontenis con los amigos, y le encanta dar paseos por la montaña con su mujer. En alguna ocasión, han hecho alguna vía ferrata juntos.

Hace 2 meses empezó a notar dolor en el codo y el antebrazo derecho.

El dolor fue en aumento, y cuando vino a la consulta ya tenía dificultades para golpear con la raqueta y al utilizar algunas herramientas en el trabajo. Incluso le estaba molestando por la noche.

Juan ya había venido a la clínica hacía años por un problema en el hombro del otro brazo, y como ya entonces el problema costó varias semanas para solucionarse, está un poco asustado. Quiere volver a jugar al frontenis, pero sobre todo que no le afecte a su trabajo, ya que ahora está liado con unos montajes en una obra nueva grande. Y, como buen trabajador autónomo, nos dice que no es momento para parar.

Qué encontramos

Al no haber un inicio claro en el dolor de Juan, partimos de la idea de que la sobrecarga por gestos repetitivos puede estar detrás de su problema de epicondilalgia. Aunque es curioso que el dolor haya aparecido tras un periodo de inactividad deportiva de un par de meses.

Realizamos una serie de pruebas a modo de examen físico. Juan presenta dolor en los movimientos de extensión de codo y con la pronación. El dolor es mucho mayor cuando coge un objeto y lo sostiene con la palma hacia abajo. La movilidad cervical es correcta, y presenta el hombro derecho más elevado que el izquierdo. El movimiento de la mano y dedos es bueno, pero durante la flexión de mueca y dedos refiere tensión desagradable en el dorso de la mano.

Seguimos haciendo pruebas. La fuerza en varios gestos del brazo está ligeramente disminuida, en relación con la aparición de dolor. Los tests neurodinámicos son negativos, salvo el del nervio radial, que reproduce su dolor de codo y el del dorso de la muñeca. En los tests neurológicos no presenta ningún hallazgo de interés.

Cómo tratamos a nuestro paciente

Tras la información y pruebas realizadas, sabemos que el problema de Juan se relaciona con una mecanosensibilidad, es decir, aparece en función de determinados movimientos. Estructuras musculoesqueléticas, y también neurales, están involucradas, y hay determinadas funciones que necesita recuperar.

Para controlar la evolución del tratamiento, y valorar cómo nos acercamos a los requerimientos funcionales (su trabajo y esa raqueta que, aunque disimule, tiene ganas de volver a utilizar), establecemos como indicadores del estado de su lesión la fuerza de agarre, la extensión+pronación del codo, y la capacidad de golpear la pelota con la raqueta en un golpe plano y un revés. Lo que intentamos con esto es que, conforme mejore en dolor, vea también que las funciones que estaban deterioradas se van recuperando.

Realizamos técnicas de movilización del codo, a nivel articular y de partes blandas. Técnicas dirigidas al codo, pero también al cuello, escápula, muñeca y dedos, si se relacionan con los gestos sintomáticos. Aplicamos también movilización neural dirigida al nervio radial, lo que reduce el dolor y nos permite realizar técnicas con contracción muscular desarrollando más fuerza. La mayoría de las técnicas tiene un componente activo, una participación del paciente que hacen más funcional y realista el enfoque de tratamiento. Vamos comprobando con los indicadores de fuerza de agarre, el movimiento de extensión+pronación y los golpeos con raqueta, qué técnicas resultan de más ayuda para Juan.

Explicamos bien a Juan qué y por qué hacemos lo que hacemos. Le explicamos qué lo ocurre, y en qué va a consistir nuestro tratamiento, y sobre todo cual va a ser su rol en el mismo. Fundamental para el cumplimiento del programa de ejercicio que le diseñamos. Le pedimos también que en la próxima sesión traiga tanto la raqueta (hemos utilizadado durante la sesión una que tenemos en el gimnasio, pero es mejor hacerlo con la suya para que el agarre, peso… sea el que habitualmente se relaciona con su gesto), como la herramienta de trabajo que le genera más molestias. Es posible que podamos ayudarle a un uso menos irritante de los dos, o incluso modificarlos para ello.

Los ejercicios tras la primera sesión son sencillos. Ejercicios de movilidad, y de contracción isométrica. Una técnica de automovilización del nervio radial, y un par de actividades más generales. Le adelantamos que los contenidos y la intensidad del programa de ejercicio irá en aumento conforme avancemos en el tratamiento. Y le pedimos un poco de paciencia en el retorno al frontenis.

Cómo evoluciona nuestro paciente

Tras la primera sesión, citamos a Juan con para pasados 10 días. Los fisioterapeutas implicados en su seguimiento realizamos una sesión clínica para la planificación y seguimiento del tratamiento. Son puestas en común que en OSTEON realizamos para compartir la información y llevar un control de la evolución de los pacientes. Cuando acude a su segunda visita, Juan refiere que ya no hay dolor en extensión de codo, y que trabajando ha estado mejor. Pero que por la noche le sigue doliendo, y comprobamos que el dolor al hacer agarres con fuerza sigue apareciendo. Las molestias se limitan al codo, ya no hay sensaciones de tensión en la muñeca y dedos.

Con esta información, se readapta el tratamiento para los nuevos objetivos específicos, pero sin perder la orientación hacia una recuperación total de los gestos laborales y deportivos. Aprovechamos para aplicar y enseñar al paciente un vendaje para proteger su codo en los esfuerzos con las herramientas que ha traído a consulta. Intensifica partes del tratamiento, y actualiza el programa de ejercicios. Y, tras una sesión más de revisión a la siguiente semana, damos a Juan el alta, con un programa de ejercicio a mantener durante unas semanas, y otras indicaciones a seguir.

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