1- No dejar que reciba luz intensa.
2- No permitir que le caiga agua.
3- Nunca darle de comer a medianoche.
Tan sencillo como eso, 3 simples instrucciones, y les bastó unos días para incumplirlas todas y armar la marimorena. Al pobre Gizmo no le cayeron más pescozones porque su cabeza (y eso que no era proporcionalmente reducida) no daba para más.
Basándome en esta situación, que como todos sabemos se basa en hechos reales,…
¿Qué nos hace pensar a nosotros, ingenuos fisioterapeutas, que nuestros pacientes siguen nuestras recomendaciones, enderezando sus posturas, activando sus músculos transversos, no rascandose los vendajes, dejando de tomar los miolastanes, ejercitando el deslizamiento de sus nervios cubitales, y en general cumpliendo nuestros anhelos clínicos, una vez salen de la consulta con una moderada mejoría?
¡Consideraré un proyecto para el nuevo año trabajar estos aspectos!
¡¡Feliz año nuevo a todos!!
4 Replies to “Ingenuos fisioterapeutas”
No tienes nada más que ir a la salida del lugar donde pinchan sangre para las analíticas. A todos los pacientes les decimos que salgan con el codo extirado pero todos, todos, doblan el codo mientras se aprietan la flexura con el algodoncito…
Lo mismo he visto después de poner un yeso en urgencias por fracturas. A todos los pacientes les decía que mantuvieran la mano elevada más que el codo utilizando un pañuelo, que movieran los dedos, se pusieran hielo 3 veces al día 20 minutos 3 días. Además de dejárselo por escrito.
Practicamente todos llegaban a rehabilitación sin recordar mi cara, sin haberse puesto hielo y diciendo que nadie les había dicho que movieran los dedos. Y desde luego que la mayoría no llevaban pañuelo y si lo llevaban iba tan flojo que la mano seguia estando más baja que el codo, con todos los dedos edematosos e inmóviles.
Es así, al salir de una consulta el paciente recordará menos del 40% de las cosas que le has dicho.
Yo les enseño 3.
– Uno para olvidarlo al salir de la clínica.
– Otro para hacerlo mal.
– Y el último para hacerlo hasta no más de 5 días despues de la sesión.
FELIZ AÑO NUEVO!!!
¡Bendita ingenuidad! Sin ella no nos habríamos movido del punto de partida. El cerebro humano deja que entre todo para después procesarlo y verificarlo con acciones. Entrego a mis pacientes unos folios sobre dolor para que los estudien, mediten y apliquen. Les pregunto en la revisión por su trabajo: ¿»Has estudiado»?… -Algo…
Basta hacerles unas sencillas preguntas para comprobar que, bastantes de ellos, han visto los folios sin mirarlos. Al principio sólo me interesaba por sus síntomas. Ahora me centro en su escolarización. Creo que he perdido ya la ingenuidad y actúo dando por sentado que, mientras el alumno no demuestre lo contrario, no ha entendido,creido ni aplicado nada de lo que se pretende entienda, crea o aplique.
Un abrazo
¡¡¡Que razon tienes Carlos!!!…Yo al principio me tiraba horas haciento tablas de ejercicios y estiramientos…con el tiempo lo dejé ya que vi, con un estudio estadístico que hice en la consulta, que solo un 27% hacía los ejercicios y de ellos muchos (esto si que no lo cuantifiqué) no los hacían adecuadamente o con la frecuencia recomendada.
Con el tiempo pasé a cobrar las tablas de ejercicios, en un intento de «como me cuesta dinero la haré»…pero ni por esas.
Al final, y gracias a tí, aDavid Butler y a la neurodinámica les enseño 1 o 2 ejercicios divertidos de neurodinámica a algunos pacientes diciéndoles que los hagan cuando quieran y sin agobiarse, de manera que les resulte divertido (por eso de modificar la neurobiología de su dolor) y aun así de vez en cuando, ni caso…pero la verdad es van mucho mejor y los hacen muchos más (aunque ya no tengo tiempo para cuantificarlo estadísitamente).
Pienso que nos jubilaremos sintiéndonos ingénuos…Vamos mejorando, modificando los tratamientos, los test, la forma de valorar y de tratar, y a los meses o años, volvemos a modificar ciertas partes quitando o incluyendo test o técnicas dependiendo de los nuevos conceptos, teorías y validaciones, pensando…¿cómo era yo capaz de tratar antes así?…
Sinceramente pienso que esta ingenuidad se repetirá a lo largo de los años y así año tras año hasta que la jubilación, nuestra mente, nuestro cuerpo o nuestras esposas nos pidan dejar la fisioterapia, al menos a nivel clínico y empezar a disfrutar plenamente de nuestra vida privada…así que ¡¡¡bendita ingenuidad que nos hace seguir estudiando y mejorando!!! y ¡¡¡benditas nuestras esposas que respetan nuestra ingenuidad!!!…jajaja.
Un abrazote enorme!!!