julio 1, 2012

Graduado

Unos 15 años después de terminar la Diplomatura en Fisioterapia, y desde ayer, soy Graduado en Fisioterapia.

Cosas de Bolonia, que nos invitó a cursar algo así como un año más de carrera, teóricamente para unificar planes formativos con nuestros homólogos colegas europeos, y acercar la figura del fisioterapeuta a los niveles más altos del hacer académico y permitirnos ser doctores.

La Universidad de Valencia, y la Facultad de Fisioterapia, nos ofrecieron ayer a la 2ª Promoción de graduados en Fisioterapia de Valencia una ceremonia, de la que destacaré algunos detalles.

El principal, la oportunidad de reunirnos en una misma sala (en el Aula Magna de Medicina, nada más y nada menos) a un grupo de fisioterapeutas para demostrar y celebrar un notable interés en continuar invirtiendo en formación.

Del discurso de la decana de la Facultad, Celedonia Igual, aplaudir su denuncia a la triste evolución en estos tiempos de la situación de la universidad pública; sin tapujos, se lamentó de la más que posible posibilidad de que en unos años no todos podrán tener acceso a cursar estos estudios, ni mucho menos un máster, por la evolución de los costes en tasas, como consecuencia de la aplicación de politiqueos como el decreto Wert entre otros. Es un tema más que consabido estos días, pero oírlo de una decana en un acto oficial, no estuvo nada mal.

Lo que, al menos desde mi punto de vista, y me temo que desde el de una gran parte del aforo, no estuvo tan bien, fue la temática de la charla magistral. En un acto de esta envergadura, donde graduándonos nos enorgullecemos al aceptar nuestro rol como científicos, para hacer de la fisioterapia una praxis más seria, entiendo que un discurso centrado en las «terapias naturales» como telón de fondo, con diapositivas de cataratas y auroras boreales (creo que incluso pudimos ver una morsa), y en la que se hable de biomagnetismo, auriculocromoterapia y alusiones peculiares al término energía,… bueno, yo al menos opino que no es lo idóneo.

Pero, y para acabar con tintes positivos, después de la imposición de las becas, el piscolabis y las charlas entre compañeros, cerramos la tarde con una amplia sonrisa.

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