La espondilitis anquilipoyética (EA) es un proceso inflamatorio crónico que afecta a las entesis (uniones tenoperiósticas) de pelvis y raquis. Es progresiva y evoluciona por brotes inflamatorios seguidos de periodos de remisión. La EA cursa con deformidades y anquilosis articulares que afectan principalmente a la columna en todos sus niveles, tórax y articulaciones sacroilíacas. También puede llegar a afectar articulaciones periféricas, de proximal a distal (cadera, hombro, y progresivamente hasta las entesis periféricas, llegando a cursar con talagia). Puede además relacionarse con problemas extraarticulares (afectación ocular, cardíaca, pulmonar,…).
La evolución de la EA, por brotes inflamatorios dolorosos en que se acentúa y extiende la afectación articular, comienza en pelvis, y va ascendiendo por la columna hasta la zona cervical. Comienza con una sacroileitis, y conforme avanza llega a cifosar la zona lumbar, y más adelante dorsal.
El tratamiento de la EA, acompañado del abordaje farmacológico establecido por el reumatólogo, se traduce en una lucha contra la anquilosis y las deformidades y se va modificando obedeciendo a la fase evolutiva de la enfermedad.
Correcta educación del paciente acerca de su enfermedad
Enseñanza de las posturas correctivas de reposo (decúbito supino con almohada bajo la pelvis, con los brazos abducidos hacia arriba; decúbito prono con almohada (o similar) bajo rodillas y bajo manos cruzadas bajo la frente; postura de esfinge, que se recomienda para leer).
- Recomendación para una higiene de vida adecuada (evitar la inactividad, el frío, el tabaco, la almohada alta debajo de la cabeza).
Seguimiento fisioterapéutico
- Ejercicios respiratorios (torácicos si la movilidad costal está conservada, diafragmáticos en caso contrario).
- Ejercicios flexibilizantes de columna.
- Ejercicios de movilización de miembros y de tonificación muscular.
- Prácticas deportivas que favorezcan la extensión (natación, voleibol,…). Antes de establecer un programa de actividades acuáticas terapéuticas se debe atender el aspecto del frío y la humedad. El paciente con EA debe evitar someterse a bajas temperaturas, así que la instalación deberá ofrecer un medio agradable en el que desempeñar la actividad. Además, es esencial respetar el estado de la enfermedad (brote o calma) y su fase evolutiva para establecer la progresión de ejercicios.
Correcta actuación ante los brotes inflamatorios
- Reposo absoluto en corrección postural (extensión de caderas, rodillas y hombros).
- Fisioterapia antálgica y antiinflamatoria (crioterapia, electroterapia,…).
- Ejercicios respiratorios.
- Movilizaciones activas asistidas de miembros y columna cervical.
- Ejercicios isométricos de cuádriceps, glúteos, paravertebrales y abdominales.