enero 11, 2012

¿Pesas o máquinas?

A menudo mis pacientes me preguntan si es mejor «hacer pesas o máquinas» en el gimnasio.

Como no es cuestión (al menos en esta entrada) de ahondar en las razones que conducen a la gente a ir al gimnasio (igual que no deliberaré en a qué santo me da por salir a correr de vez en cuando por ahí), intentaré centrarme únicamente en la disyuntiva planteada .

Y lo haré desde la perspectiva de un fisioterapeuta que pretende que la gente evolucione satisfactoriamente en la recuperación de sus lesiones, y que en la medida de lo posible prevenga la aparición o agravación de otras.
Alguien que además no se cree lo de Adán y Eva, y ha comprobado personalmente en más de un cadáver (en prácticas de disección y en la exposición Bodies, que nadie se asuste) que hombres y mujeres tenemos el mismo número de costillas; algunas vísceras y glándulas diferentes, eso sí, pero poca diferencia musculo-esquelética.
Alguien que por tanto encuentra absurdo que haya programas para mujeres basados en máquinas, y para hombres (para machos que gritan cuando suben ingentes mancuernas), basados en pesas.

Descartado así el sexo como criterio de selección para el programa, habría que reconocer que es difícil generalizar: depende del objetivo, del ejercicio, del tipo de maquinaria, de la carga,… pero como lo que intento es dar una opinión más bien general, me decantaré por las pesas, y lo intentaré justificar.

La mayoría de máquinas de basan en un sistema mecánico de ejes y guías que condicionan el desarrollo tridimensional del movimiento. Y lo hacen muchas veces de forma poso afortunada para el usuario, que por mucho que se acerque a la posición recomendada en la pegatina del aparato, generalmente se ve obligado a empujar o traccionar siguiendo a través de un plano y en contra de un vector de fuerza alejado de lo que su armonía biomecánica desearía.

La musculatura está acostumbrada desde el nacimiento (antes quizás) a pelear con la gravedad. Entiende y asimila esos 9,8 Newton que intentan esclafarnos continuamente en tierra. Un complejo sistema neuromusculoesquelético que nos permite mantener la postura y el movimiento, conocedor de ese invariable vector vertical que de forma estricta nos acompaña en este planeta en que vivimos.

Las pesas siempre pesan haca abajo. Y por tanto nuestros esfuerzos son siempre hacia arriba. Y eso, nuestro control motor, mermado cuando nos acompañan las lesiones, lo entiende mejor que los vectores multidireccionales y variables de las máquinas. Además, la carga libre no condiciona el movimiento como lo hacen muchas máquinas.

Sabiendo posicionar el cuerpo para trabajar de forma adecuada, pienso que las mancuernas, con una carga adecuada y una ejecución lenta, sin balística, pueden aportar una transferencia mayor que las máquinas.

Ahora bien (y eso mis pacientes lo saben muy bien), eso no significa que piense que las pesas son, ni mucho menos, la mejor forma de trabajar en la recuperación de lesiones. Pero la idea de esta entrada era sólo pesas Vs máquinas, ok?

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