mayo 5, 2011

Patología de cadera en el niño (parte I)

Son 3 las principales patologías de cadera que pueden aparecer en el niño. Estas situaciones aparecen a distinta edad, siendo éste uno de los rasgos diferenciales.

Comenzamos, cómo no, con el nacimiento, y la primera de estas situaciones clínicas, la displasia del desarrollo de la cadera (también llamada luxación congénita de cadera).

Displasia del Desarrollo de la Cadera

La displasia del desarrollo de la cadera es la malformación ortopédica de gravedad más frecuente del ser humano, y se presenta como una anomalía en las superficies acetabular y/o femoral que conforman la articulación de la cadera. Esta displasia, de desarrollo en la etapa intrauterina, supone una incongruencia articular que puede derivar en una luxación.

Es más frecuente en niñas (incidencia de aproximadamente un 2%, más del doble que en niños), debido a una mayor sensibilidad a la relaxina, hormona materna que induce la laxitud ligamentaria y puede contribuir a la inestabilidad de la cadera. Cuando hay una presentación de nalgas, aumenta la probabilidad de la displasia por la disposición de los miembros inferiores a nivel intrauterino.

El protocolo diagnóstico de detección de la displasia del desarrollo de cadera no está demasiado consensuado, pero lo mayormente aceptado, atendiendo al elevado número de falsos positivos y negativos con las diferentes formas de exploración clínica y de imagen, es:

Test de Ortolani o Barlow positivo, derivación a ortopedia (no hay evidencia que sustente la práctica de prueba de imagen, ni la aplicación de un doble pañal).

En caso de que los resultados sean dudosos, o en caso de riego (cuando concurren factores como el sexo femenino, antecedentes familiares de displasia y presentación de nalgas), aunque los tests nos sean concluyentes, se recomienda un examen de seguimiento por el pediatra tras 2 semanas, y posiblemente un estudio ecográfico.

Las principales maniobras diagnósticas utilizadas son

  • Maniobra de Ortolani: Pretende comprobar la reducción de una cadera previamente luxada. Debe realizarse con el reción nacido en decúbito supino, relajado y flexionándole nosotros las caderas y rodillas en 90º a base de pinzarle el muslo entre el pulgar por la cara interna y el 2º y 3º dedo que apretarán el relieve del trocánter hacia dentro, hacia el borde acetabular. Si hay luxación y se reduce oiremos un “cloc” fuerte y notaremos el resalte del muslo que se alarga. La percepción de un chasquido, crepitación o clic es normal y no debe inducir a sospecha clínica.
  • Maniobra de Barlow: Busca comprobar la luxabilidad de una cadera reducida. Se aplica en decúbito supino con las caderas en abducción de 45º, mientras una cadera fija la pelvis, la otra se movilizará suavemente en aducción y abducción intentando deslizarla sobre el borde acetabular, intentando luxarla al aducir, empujando con el pulgar el cuello del fémur hacia fuera y hacia atrás mediante la presión axial sobre la diáfisis, y luego reduciéndola en abducción.

La prueba de Ortolani indica una luxación, y la de Barlow una cadera luxable o displásica.

El tratamiento busca la reducción de las caderas luxadas y subluxadas, para que la cápsula articular se adapte a la situación en reducción, y al retraerse sobre los elementos articulares mantenga la reducción conseguida, resolviendo de esta forma la displasia cotiloidea.

La precocidad en el tratamiento, y por tanto en el diagnóstico, es fundamental. En las caderas inestables, el tratamiento intentará evitar su evolución hacia luxaciones o subluxaciones, mientras que en las subluxadas o luxadas se buscará su pronta reducción.

Una feliz criatura con un ejemplo
de férula ortopédica para la
Displasia del Desarrollo de la Cadera:
arnés de Pavlik

Las medidas ortopédicas (férulas de abducción como el arnés de Pavlik (sistema de correas para niños menores de 6 meses) y la férula de Milgram (especie de asiento de pasta que se utiliza después de los 6 meses), u otras como la Windell, Tübingen,…), se reservan para recién nacidos y lactantes menores. En los mayores y en el niño que ya camina, los tratamientos se complican, precisando reducciones progresivas por tracción continua y, en ocasiones, cirugía. Tanto los propios tratamientos, como las posibles imperfecciones anatómicas residuales en el cótilo, entrañan riesgo de sufrir futuros procesos degenerativos, algo a tener en cuenta en posteriores revisiones.

2 Replies to “Patología de cadera en el niño (parte I)”

noo carlos no me la dieron, me la icieron alli en el ivre al final y dijeron q tenia q pedir permiso a la mutua noseq, y tiene q llamarles mi padre para ir otra vez, pero me dijo q era de cintilla, leve con una bolsita de 1mm mas o menos…ya te dire a ver que me dicen y ajustamos los planes, a ver is de aki a un mes puedo estar corriendo a tope ya! un abrazoo!

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