Estamos acostumbrados a pensar en la cadera y la rodilla como articulaciones de carga, dejando a las articulaciones del miembro superior fuera de esta clasificación.
Pero, entendiendo que una articulación es de carga cuando el vector de compresión es de gran magnitud, al menos en relación con el vector que provoca el movimiento angular de las palancas relacionadas en dicha articulación, podemos acordar que la muñeca es una articulación de carga.
No lo entiendo de otro modo tras estudiar los resultados de análisis biomecánicos que demuestran la gran cantidad de fuerza de compresión que asumen las carillas articulares de los huesos del carpo durante gestos aparentemente nimios.
La articulación trapezometacarpiana, esa pequeña área en que articula el pulgar, efectivamente muy relacionada con procesos osteoartríticos (o rizartrosis), asume entre 6,4 y 13,4kgr de fuerza al realizar tan sólo 1kgr de fuerza con la pinza distal entre primer y segundo dedo (Cooney 1975). No hace falta mucha imaginación para atemorizarse ante la compresión que allí debe acaecer cuando forcejeamos con la llave, atascada o en mala postura, al abrir la puerta. De igual modo, coger una pelota con una elegante presa esférica de 1kgr de fuerza, regala a la zona articular radiocarpiana nada menos que 10kgr de fuerza.
Creo que no hace falta andar con la manos para atribuir a la muñeca la calificación de articulación de carga.