Constantemente movemos porciones de anatomía. y valoramos la calidad y cantidad de dichos movimientos: la densidad y resistencia durante el recorrido, y el tope que encontramos al final.
El tope puede aparecer antes o después de lo esperado, y puede aparecer por resistencia mecánica que impide continuar, o por la aparición de dolor que nos sugiere, incluso obliga a, detenernos.
La valoración de toda esa información es esencial para trabajar con las manos. Por un lado, el saber palpar y el haber palpado infinidad de veces. Y por otro, el saber interpretar los hallazgos, y, de nuevo, el haber interpretado infinidad de veces dichos hallazgos.
Libros, cursos, experiencia, y el indispensable arte de saber escuchar y transmitir, nos proporcionan la posibilidad de entender lo que se está moviendo y por qué la fisiología o la patología provocan la detención de dicho movimiento.
No es tan fácil como mover y limitarse a comprobar el rango alcanzado.
¿hasta aquí llegó la riada? si se hubiesen quedado en esa observación, sin razonar, sin renovar cauces y remover planteamientos urbanísticos, pocas cosas habrían cambiado.