diciembre 12, 2012

Espasticidad (IV)

Vamos a finalizar esta serie de entradas dedicadas a la espasticidad con algunas referencias a su tratamiento.

El abordaje del paciente con espasticidad debe ser multidisciplinar, y respetar un enfoque individualizado. Una correcta valoración de la discapacidad y el análisis de los resultados obtenidos con los diferentes tratamientos practicados, deben servir como guía en la toma de decisiones.

Como las posibilidades de tratamiento de la espasticidad son abundantes, me centraré en resumir las que como fisioterapeutas utilizamos. Ello no excluye la importancia de otras opciones, ni la necesidad de incluir la fisioterapia en casos como, por ejemplo, el uso del botox o las tenotomías.

Un primer grupo de enfoques que adoptamos los fisioterapeutas en el tratamiento de la espasticidad son los métodos neuromotores, como los descritos por Bobath, Brunnstom y Kabat.

Aunque las teorías que justifican sus técnicas presentan algunas diferencias (entre Bobath y Brunnstom, en concreto, yo diría que insalvables), el objetivo es dotar al paciente de un mejor control de su motricidad y lograr incrementar sus capacidades funcionales.

Mientras Bobath (y aquí me permitiré una opinión personal) defiende un optimista modelo de normalización del tono y la postura para permitir el movimiento y evitar las reacciones asociadas, Brunnstom presenta un escéptico abordaje invitando a asumir el deterioro neuromotor como punto de partida, desde el cual intentar aprovechar al máximo «lo que queda y con lo que nos encontramos» para maximizar cuanto antes las posibilidades funcionales.

La selección del paciente, y la adecuación del tratamiento a sus necesidades, más que nuestras preferencias o limitaciones, deben primar en la selección de un modelo u otro de trabajo.

El segundo grupo de métodos son los sensitivomotores, entre los que destacan las propuestas de Perfetti y Rood. La importancia a la aferencia como punto de partida de la eferencia es una máxima en estos enfoques.

El resto de agentes físicos tienen también cabida en el tratamiento de la espasticidad:

  • La electricidad: electroestimulación, con resultados más bien de dudoso provecho, TENS como medida analgésica, y biofeedback, como técnica destinada al control del tono muscular y el movimiento.
  • La temperatura: el calor y el frío, dotando este último de una notable, aunque poco duradera (2 horas), reducción de la espasticidad.
  • La mecánica: vibraciones, masaje y estiramientos suelen incluirse en la preparación de los grupos musculares espásticos para la realización de otras técnicas.

Es sabido que cuando hay muchas formas de tratar un mismo problema es porque ninguna de ellas es completamente efectiva, pero como adelantaba al principio, la clave está en el enfoque multidisciplinar y el respeto a la condición individual de cada paciente.

2 Replies to “Espasticidad (IV)”

Me ha gustado tu opinión/definición de Bobath, y mucho, aunque yo le añadiría: …para permitir el movimiento «en busca de una función, con la ejecución de una actividad», y evitar reacciones asociadas.
De todas formas en cuanto a los 4 conceptos y métodos que has subclasificado con buen criterio, en ellos todos se incluyen estimulación aferencial y eferencial, vamos, que no es exclusivo y que no vayan a entenderlo así. En Bobath y Kabat se trabaja con estimulación de piel, inhibición de tono con estiramiento suave en fibra muscular para informar al huso, estiramiento tendón con sus corpúsculos, temperatura… Así como Perfetti y Rood trabajan la respuesta motora (con la preparación de la aferencia como bien dices) usando el control motor como base.
Sobre electroestimulación, pues depende. Eso lo describí en mi última entrada en el blog: EEF (http://davidaso.fisioterapiasinred.com/2012/12/estimulacion-electrica-funcional-en-neurorrehabilitacion.html) Si te lo resumo rápido, en cuanto a aplicación eléctrica se quedan en una primera fase donde hay cambios a nivel local (musculatura, placa motora, tendón y trofismo), pero lo interesante es introducirlo en actividades para desarrollar un control motor, reducir espasticidad, estimular cambios plásticos e intentar «reconectar» todo aquello perdido con el SNC. Es coadyuvante y quizás facilite un poquito más el trabajo con el que luchamos a diario.

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