enero 19, 2015

El sistema nervioso, continuo pero no tanto

Dr Rufus B Weaver
Dr. Rufus B. Weaver y su disección del sistema nervioso

El sistema nervioso es un continuo

Esta máxima es una aceptada realidad que advertimos a nivel anatómico, químico, eléctrico y mecánico en este crucial sistema de relación que es el sistema nervioso.

La neurodinámica ha utilizado como principal base teórica de su razonamiento clínico esta rotunda afirmación que dota de importancia esencial a la continuidad mecánica. Pero hay algo que no debemos olvidar y es que la neurodinámica realmente debe atender a criterios de relevancia clínica, más que extrapolar sugerentes detalles anatómicos de este peculiar tejido.

La primera vez que advertí una mención a esta dicotomía fue hace ya unos años recibiendo cierta formación en el Hospital Saint Thomas de Londres, cuando Hannu Luomajoky hizo una revisión del símbolo de «H» invertida con el qué tradicionalmente se representaba la continuidad del sistema nervioso para su visualización durante la realización de los tests neurodinámicos.

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Hannu comentó la renovación que estaba llevándose a cabo alrededor de este concepto, y sugirió la aplicación de una diferenciación en sistema neurodinámico longitudinal y sistema neurodinámico transversal. Es una diferenciación que me ayudó especialmente a que las piezas del puzzle encajaran, y la he tenido desde entonces muy en cuenta tanto a nivel clínico como docente en todas las formaciones de «neurodinámica en la práctica clínica» que he impartido.

El sistema neurodinámico longitudinal comprende aquellos elementos neuroconectivos desde encéfalo hasta la punta de los pies con la primordial relación que establece el neuroeje. Habitualmente resumo este sistema como aquella porción del sistema nervioso presente en un playmobil sin brazos, sobre todo para destacar el hecho de que el tejido neural de las extremidades superiores no está incluido, y por tanto el aumento de tensión neural a partir de componentes añadidos en miembros inferiores no tiene por qué modificar la disposición mecánica ni la clínica de un síntoma de origen neural en, por ejemplo, el codo. Por otro lado, el sistema neurodinámico transversal es aquél que aúna las porciones de tejido neural en extremidades superiores y cuello.

¿quiere esto decir que los movimientos de las piernas para nada influyen sobre la disposición y tensión neural en miembros superiores? No, pero la idea nos advierte de tener especial cuidado en exagerar la idea del continuo y evitar cometer errores señalando en una u otra dirección al obtener respuestas en nuestras valoraciones.

En relación con todo esto, y para cerrar la entrada, hace unos pocos días encontré un reciente artículo que presentaba como objetivo evaluar los efectos de la movilización neural del plexo braquial sobre la ganancia de rango de movimiento en las extremidades inferiores en personas neurológicamente asintomáticas (1).

Leyendo la introducción del mismo encontré algunas ideas discutibles, pero lo que más me llamó la atención fue en sí el planteamiento del estudio. Los resultados, algo más que comprensible, afirman que, pese a encontrar alguna mejoría en una prueba funcional de flexibilidad global, no se encontraba ningún cambio en la flexibilidad relacionada con los músculos cuádriceps e isquiotibiales.

No creo que sorprendan los resultados, y que nadie se extrañe al encontrar que la flexibilidad de los miembros inferiores en sujetos sanos asintomáticos no mejore al movilizar el plexo braquial.

 

1. The effect of neural mobilization of the brachial plexus on the flexibility of the lower limb: a double-blind trial. O Efeito da mobilização neural do plexo braquial sobre a flexibilidade do membro inferior: um estudo experimental duplo cego. Priscila de Souza Valente; Priscilane de Souza Valente; Augusta Da Silva; Guilherme Peixoto Tinoco Arêas; Renato Campos Freire Junior; Thiago dos Santos Maciel;Fernando Zanela da Silva Arêas

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