Como fisioterapeuta, me siento un coacher del movimiento
Como fisioterapeuta, soy el encargado de ayudar a mi paciente a recuperar su movimiento. Soy responsable de conseguir que se mueva sin dolor. Y que lo haga con amplitud suficiente para cumplir sus funciones relevantes. Y además, con la precisión, fuerza y resistencia suficientes.
Y para ello, debo medir sus capacidades de movimiento. Entender que determinadas situaciones patológicas condicionan restricciones pasivas del movimiento. E identificarlas, así como el alcance de las mismas. También debo hacer un diagnóstico del movimiento activo, su extensión, control y funcionalidad. Anotando también las disfunciones y sus posibles causas. El dolor es uno de los aliados para entender qué incomoda al cerebro de mi paciente a la hora de moverse.
Conocer más a mi paciente me ayudará a entender los factores que puedan relacionarse con su situación de dolor y movimiento disfuncional. Puede haber condicionantes que contribuyan al establecimiento o mantenimiento de su lesión. Estará en mi mano ayudar en algunas de ellas, y en las que no, sabré remitir a mi paciente a quien mejor pueda resolver el problema.
La optimización del sistema de movimiento, mi objetivo
Mi orientación del tratamiento como fisioterapeuta se basa en la optimización del sistema de movimiento. Entendiendo el movimiento como un comportamiento complejo dentro de un contexto específico, e influenciado por factores sociales, ambientales y personales.
El sistema de movimiento integra diferentes sistemas anatómicos y fisiológicos. Los sistemas primarios, musculoesquelético y nervioso, y los sistemas de soporte como los sistemas respiratorio, cardiovascular, endocrino y tegumentario. Veo la importancia de la fisiopatología en el reconocimiento de la función de estos sistemas. E intento confirmar las hipótesis que plantea la investigación con diferentes pruebas.
En ocasiones, ampliando un poco el enfoque, dejo en un segundo plano el desglose del trasfondo anatomo-fisiológico del movimiento. Y paso a atender, atiendo de forma más operativa a la conjunción de la ciencia del movimiento y la ciencia clínica, el movimiento como una integración de los elementos que lo hacen posible: la movilidad, la fuerza, la energía y el control.
Aúno fisiopatología, biomecánica y resto de factores influyentes, aspirando así a entender si el problema de mi paciente puede mejorar si le ayudo a optimizar su sistema de movimiento.
Y a ello me pongo, con la educación, la terapia manual y el ejercicio terapéutico como herramientas.
