Cuando recomendamos ejercicio con fines terapéuticos es tan importante dar indicaciones acerca del tipo de actividades que se pueden realizar como informar de aquellas a evitar.
Las ideas preconcebidas que la mayoría de la gente tiene acerca de las posibilidades de movimiento en el medio acuático suelen relacionarse con la natación. Cuando hablamos de ejercicios en el agua, nuestros pacientes imaginan actividades similares a las progresiones de ejercicios clásicos de natación educativa y/o deportiva. O en ocasiones copian lo que otros usuarios hacen en las piscinas dando por sentado que “es lo que toca”.
Para evitar que los programas de ejercicio acuático generen más problemas de los que intentan paliar, debemos ante todo ser conscientes de las habilidades acuáticas del individuo, y analizar los conocimientos previos por si hay que reemplazar alguna idea potencialmente peligrosa.
Siguiendo en la línea de la educación, tan terapéutica o más que los ejercicios en sí, debemos tratar el tema de la contraindicación de determinados ejercicios acuáticos, entre los que destacaría 3 grupos:
- Ejercicios analíticos tren superior-tren inferior. Son ejercicios en los que se elimina la actividad propulsora de una parte del cuerpo mediante material auxiliar de flotación para trabajar de forma aislada la otra. Si la persona trabaja sólo los brazos, habrá una pérdida de función equilibradora de las piernas, condicionando una mala disociación de rotación de las cinturas escapular y pélvica. Son los típicos ejercicios con pullboy entre las piernas, nadando sólo con brazos, tras los cuales no es extraño que la persona refiera dolor dorsal o lumbar. Si sólo mueve las piernas, habrá una tendencia a la hiperextensión lumbar con una sobrecarga muscular excesiva.
- Abdominales en el borde. Las razones para evitar estos ejercicios son, en principio, porque realmente no sirven para trabajar los abdominales porque la retroversión pélvica está agotada, no queda más posibilidad de movimiento para el abdominal, al encontrarse en una posición excesivamente acortada. Además, en esta posición la presión sobre gemelos dificulta el retorno venoso.
- Flotación dorsal con apoyo cabeza en borde. Cuando el paciente se acomoda en el borde de la piscina para mover las piernas, el tronco,… en posición dorsal, existe una tendencia a la hiperflexión cervical, la hiperabducción de hombros y la hiperlordosis lumbar, que mantenida en el tiempo puede resultar inadecuada.