Hará un par de años, estando en un curso en Londres, no pude más que admirar el nivel de las intervenciones de los alumnos que me rodeaban.
Especialmente aquellas preguntas realizadas por fisioterapeutas (chinos, hindúes, franceses, ingleses,…) que, por la edad, no debían haber terminado su formación oficial mucho tiempo atrás.
No se les veía asombrados por las propuestas del docente acerca de la necesidad de abordar a nivel diagnóstico y terapéutico tanto los mecanismos de los tejidos como los del dolor.
Posteriormente, en otro curso en otro hospital londinense (St. Thomas) pude comprobar como funcionaba la fisioterapia general (pocas maquinitas, varias camillas, y muchos espacios para hacer ejercicio) y las unidades de dolor (retirar pastillas, recomendar lecturas relacionadas, sesiones de 30′ fisioterapia, 30′ psicólogo, mucha educación,…).
Era tan grande el abismo entre su concepción de la fisioterapia y aquello que desde 1995 me habían ido presentando, que lo cierto es que supuso un buen palo personal y profesional.
La literatura acerca de la neurociencia del dolor, que había consumido durante varios años, parecía haber guiado a muchos profesionales en su razonamiento clínico. Profesionales que la habían integrado con normalidad a la hora de tomar decisiones en su práctica diaria. Y ciertamente me pareció envidiable.
Mi implicación en el tema de intentar restaurar representaciones corticales, además de la anatomía, se incrementó notablemente. La fundación de la Sociedad Española de Fisioterapia y Dolor, en la que humildemente tuve la oportunidad de participar, me pareció más que interesante.
Ayer clausuramos el primer congreso internacional de fisioterapia y dolor, con menos de un año de vida de la asociación. Un evento en el que Rafael Torres ha ejercido como principal propulsor, y en el que desde la SEFID hemos todos trabajado cada uno dentro de nuestras posibilidades. Ha sido una reunión de ponentes ingentes, con charlas de una seriedad y calidad impresionante. No hemos sido demasiados en el congreso, algo más de 100 cabecitas, pero como un amigo músico me comentaba recientemente, la cantidad de asistentes a un evento no siempre tiene mucho que ver con la calidad de éste. Y, algo importante, han habido intervenciones por parte de los ponentes y asistentes que han demostrado que algo está cambiando.
Yo, personalmente, he conocido a colegas (fisioterapeutas, psicólogos, neurólogos) con una formación brutal y unas ideas acerca de la fisioterapia mucho más fundadas y críticas de lo que hace no demasiados años se solía encontrar. Personas implicadas que están empujando desde sus frentes hacia una fisioterapia de calidad. Parece ser que el conformismo y la confianza en lo que nos contaban docentes-gurús se derrumba, y la evidencia científica se confirma como arma elegida para crecer como profesional.
Teniendo reciente el congreso, y ahora mucho más descansado, sólo me queda trasmitir la satisfacción de poder afirmar que sí, pese a que posiblemente el resto de profesionales sanitarios aún no lo adviertan, AHORA SÍ, veo posible el crecimiento del fisioterapeuta como profesional de primera línea en el tratamiento del dolor.
6 Replies to “Ahora sí”
Estoy de acuerdo. La base es el razonamiento. Dentro de nuestra práctica clínica debemos integrar el abordaje biopsicosocial. Hay que entender que la fisioterapia en España esta en plena «expansión». Hasta ahora la fisioterapia era un conjunto de técnicas/maniobras propuestas a propósito de una patología preescrita X.
Ahora somos conscientes que X es un aspecto teórico. Cada sujeto es diferente y por tanto cada caso clínico y su abordaje, es individual.
Estoy también de acuerdo con el planteamiento «no todo el monte es orégano». No hay que perder el norte. Somos fisioterapeutas. En casos concretos la punción, por ejemplo, puede ser una técnica de elección para el abordaje de una determinada situación.
Un saludo.
Víctor: Muy de acuerdo con tu comentario.
Ahora bien, y aunque creo que me ponga pesado con el tema: sin razonamiento clínico adecuado, ni educación, ni agujas, ni psicología, ni fármacos, ni nada.
El problema está en que, parece ser, el fisioterapeuta sí ha integrado muchas técnicas (entre ellas, y muy a pesar, la perforación indiscriminada de miocitos y la electrocución controlada de pacientes), pero aún no se ve como educador.
Por eso insisto en la apremiante necesidad de un cambio de chip en nuestros compañeros profesionales.
Periferalismo sí, cuando toque. No siempre y acorde a modas.
Gracias por el comentario, y no te metas a psicólogo, hombre, que con lo que tenemos como fisios ya vamos servidos 🙂
La educación del paciente es muy importante, sobre todo en dolor crónico. Como todo lo nuevo, parece que copa toda nuestra atención…
Compañeros, ahora tampoco va a ser todo componente «hands off», me gustaría que Arturo (y todo el que quiera) diera su opinión y hablara de ese periferalismo que posee evidencia:
A caso no notaís en vuestra práctica clínica que a esa reprogramación cognitiva, ese cambio en las emociones y en las conductas y creencias de salud, no se puede llegar a través de un estímulo físico periférico?no podría ser este la chispa que haga recuperar la integridad física y la correcta percepción de la misma?
Es que ahora el periferalismo es el 0%?
Yo a menudo obervo a mis pacientes, que una vez llegan a tener (o gente que ya tienen ideas muy avanzadas respecto al dolor) una buen sistema de creencias, un estímulo periférico (punción seca en un músculo X) les cambia la vida.
Siempre cuidando de usar un lenguaje que «no dañe» y todo lo que se está hablando últimamente…
Compañeros, NO TODO EL MONTE ES ORÉGANO, ni para un sentido (biomédico puro) ni para otro (educación para la salud).
Si no, la fisioterapia no tiene sentido, me meto a Psicología…
Saludos y gracias
Buenos dias Carlos
Han pasado un par de dias desde el congreso y lo primero que pienso es en terminar el master «oficial» para poder dedicar más tiempo a leer y entender cosas que se salen de esa «oficialidad».
Tenemos mucho trabajo que hacer y muchas cosas que agradecer a gente como los del SEFID que habeis gastado dinero y tiempo para acercarnos esta fisioterapia de hands off, nueva y revolucionaria.
Supongo que lo más duro no será acercar estos conocimientos a los médicos y otros sanitarios, lo más complicado será cambiar conceptos y mentalidades de nuestros compañeros. Pero bueno, peor lo teniais vosotros hace un año y ahora somos 40 en la SEFID.
Un abrazo
Carlos: creo que es un buen momento para dar el arreón y contagiar el espíritu de renovación y autoestima que se ha generado. He podido hablar con algunos de vosotros y es admirable vuestra pasión por conocerlo todo con el rigor y humildad debidos.
Saludos
Hola Carlos,
en el 2001 estuve de Erasmus en Suecia. Trabajé durante 7 semanas en un hospital especializado en pacientes neurológicos. Aquello fue impresionante, la mamera en que dominaban el tema y aplicaban sus conocimientos. Allí aprendí mucho y, entre otras cosas, lo lejos que estabamos de ellos en muchos aspectos, tanto de conocimientos como de medios. Los pacientes trabajaban muchas horas en sus programas de rehabilitación en el que trabajaban fisios, médicos, psicologos, foniatras, terapeutas ocupacionales… un auténtico grupo multidisciplinar en que todos trabajaban con un fin último, la mejora de la calidad del paciente.
Posteriormente, estuve una semana de mi formación en una consulta privada y me sorprendió en gran manera que el fisioterapeuta no tocara en absoluto a los pacientes, se dedicaba a explicarles una serie de ejercicios, individualizados en cada caso. Aquello me asombró sobremanera, puesto que, sabía que la fisioterapia oficial que aprendí en España no era la mejor opción, pero entonces creía firmemente, me imagino que como muchos de nosotros en la fisioterapia pasiva.
Ahora veo, con 9 años de retraso (aunque en verdad sean algunos menos) que aquel enfoque era superior al nuestro y que, como siempre, llevabamos bastante retraso.