Los nervios se han concebido clásicamente como cables, como estructuras inertes con la conducción de estímulos como única misión. En realidad los nervios periféricos son estructuras vivas y sensibles con múltiples funciones fisiológicas (conducción de impulsos, flujo sanguíneo intraneural, transporte axonal, inflamación neurogénica, mecanosensibilidad), y mecánicas, en relación con su capacidad de asumir las fuerzas de tensión, deslizamiento y compresión al adaptarse a los movimientos del cuerpo.
La función primordial de los nervios es la transmisión de mensajes electroquímicos, y su cumplimiento viene determinado por la mecánica normal del sistema nervioso, que debe permitir movimientos libres de dolor.
La neurodinámica clínica se define como la aplicación clínica de la mecánica y la fisiología del sistema nervioso, su relación entre ellas y su integración con la función del sistema músculoesquelético (Shacklock 1995).
Los nervios discurren a través de túneles entre músculos, huesos, fascias, piel,… para llegar a los tejidos que inervan. El paso por estos túneles o interfaces mecánicas puede verse afectado por la patología de los tejidos circundantes, llegando a provocar una disfunción neural. Mejorar la relación dinámica del tejido neural afectado con respecto a sus interfaces mecánicas es uno de los objetivos de la neurodinámica.
Generalmente, al pensar en patología del nervio se ha aludido a la parálisis, falta de sensibilidad cutánea y disminución de los reflejos. Y al considerar el dolor de origen neural, se ha hecho referencia a la compresión nerviosa que provoca dolor y bloqueo de la conducción. No obstante, en la práctica, muchas veces, nos encontramos con dolor procedente del tejido nervioso sin déficits neurológicos detectables.
En la actualidad se acepta, dentro del concepto de disfunción neural, los procesos que cursan con los siguientes signos físicos (Elvey 1997):
- Postura antálgica (posición que adquiere el paciente para evitar el dolor, generalmente acortando el recorrido del nervio para disminuir su tensión).
- Alteración del movimiento activo.
- Alteración del movimiento pasivo, similar al activo.
- Respuestas anómalas en los tests neurodinámicos (tests específicos que someten a tensión y deslizamiento determinadas “porciones” del sistema nervioso).
- Alodinia mecánica en respuesta a la palpación de los nervios (dolor ante un estímulo que normalmente no desencadenaría normal).
- Evidencia de una causa local que justifique la disfunción neural.
Dentro de los conceptos que engloba la neurodinámica, además de las técnicas diagnósticas y terapéuticas de movilización del sistema nervioso (tests neurodinámicos), debemos incluir desde un punto de vista biopsicosocial los términos de salud representacional, y el dolor relacionado con los procesos de sensibilización central (además del dolor neuropático periférico). Además del uso de la movilización del sistema nervioso para restaurar la mecánica del tejido neural, la neurodinámica se presenta como una forma eficaz de llamar a la puerta y acceder a los desórdenes neurofisiológicos relacionados con estos procesos.